Estudio del estado del arte de la tecnología de recarga autónoma en vehículos eléctricos mediante micro-turbinas de gas
Author:
Ortiz Mora, MartínDirector:
Ortiz Domínguez, CarlosDate:
2020-06Abstract:
La principal idea que a todos se nos viene a la cabeza cuando hablamos del coche eléctrico es que no contamina, es decir, no produce gases de efecto invernadero ya que en principio un coche eléctrico no realiza una combustión. Esto se debe a que los vehículos eléctricos funcionan mediante la electricidad que almacena en su batería, convirtiéndola en energía para alimentar los motores que propulsan el coche. Un punto muy favorable teniendo en cuenta los grandes problemas de contaminación que tenemos hoy en día, sobre todo en las ciudades. Pero la contaminación no es sólo atmosférica. Un vehículo de combustión interna alternativa también produce contaminación acústica, sin embargo, un vehículo eléctrico, produce muy poco ruido, llegando a estar obligados a producir un sonido virtual para ser escuchados hasta que alcancen los 20 km/h. Otra particularidad de este tipo de vehículos es que el coste de mantenimiento del motor que nos produce un vehículo diésel o gasolina es bastante alto, sin embargo, con un coche eléctrico este gasto es muy bajo. Esto se debe al propulsor del coche eléctrico, ya que contiene muy pocas piezas, siendo mucho más fiable que los motores de combustión interna alternativa. Por lo tanto, un motor eléctrico es muy improbable que falle, ya que su arquitectura es muy simple, sin embargo, los motores tradicionales están expuestos a numerosos fallos (en el sistema de refrigeración, del aceite…) e incluso dejar el motor inutilizado por no estar bien lubricado o funcionar a una elevada temperatura, algo que nos dejaría sin coche, ya que cambiar un motor de combustión interna alternativo es muy caro, y en la mayoría de los casos no merece la pena, sin contar el tiempo que tardaría la reparación.
La principal idea que a todos se nos viene a la cabeza cuando hablamos del coche eléctrico es que no contamina, es decir, no produce gases de efecto invernadero ya que en principio un coche eléctrico no realiza una combustión. Esto se debe a que los vehículos eléctricos funcionan mediante la electricidad que almacena en su batería, convirtiéndola en energía para alimentar los motores que propulsan el coche. Un punto muy favorable teniendo en cuenta los grandes problemas de contaminación que tenemos hoy en día, sobre todo en las ciudades. Pero la contaminación no es sólo atmosférica. Un vehículo de combustión interna alternativa también produce contaminación acústica, sin embargo, un vehículo eléctrico, produce muy poco ruido, llegando a estar obligados a producir un sonido virtual para ser escuchados hasta que alcancen los 20 km/h. Otra particularidad de este tipo de vehículos es que el coste de mantenimiento del motor que nos produce un vehículo diésel o gasolina es bastante alto, sin embargo, con un coche eléctrico este gasto es muy bajo. Esto se debe al propulsor del coche eléctrico, ya que contiene muy pocas piezas, siendo mucho más fiable que los motores de combustión interna alternativa. Por lo tanto, un motor eléctrico es muy improbable que falle, ya que su arquitectura es muy simple, sin embargo, los motores tradicionales están expuestos a numerosos fallos (en el sistema de refrigeración, del aceite…) e incluso dejar el motor inutilizado por no estar bien lubricado o funcionar a una elevada temperatura, algo que nos dejaría sin coche, ya que cambiar un motor de combustión interna alternativo es muy caro, y en la mayoría de los casos no merece la pena, sin contar el tiempo que tardaría la reparación.